La cerveza, el champán y algunos vinos son mucho más agradables cuando se beben helados. Incluso, las empresas recomiendan hacerlo a una determinada temperatura para así poder disfrutar de todo su sabor. Sin embargo, hay ocasiones en que olvidamos refrigerar nuestros licores y esto genera un gran problema.
Ante esta situación tenemos dos opciones: tomar la cerveza a temperatura ambiente o esperar entre una o dos horas hasta encontrar el estado ideal.
Sin embargo, existe una solución más práctica basada en principios físicos. ¿Cómo así? Colocamos en un recipiente con agua gran cantidad de hielo y ponemos nuestra botella asegurándonos de cubrirla totalmente con hielo. Ahora viene lo interesante, añadimos un puñado de sal y esperamos entre cuatro y cinco minutos.
El resultado será una bebida muy helada. La explicación es sencilla y como dijimos se basa en un principio físico. El agua se hiela a partir de cero grados, pero al añadirle sal la temperatura de solidificación de agua disminuye considerablemente.
“El hielo tiene una fina capa de agua líquida sobre su superficie. La sal que hemos añadido se disuelve en esa agua y forma una disolución saturada, es decir, el agua ha admitido toda la sal que es capaz de disolver. En ese momento se desencadena el curioso efecto. La disolución tiende a diluirse (a aumentar la cantidad de agua) y el hielo a enfriarse”, señaló el profesor en química Manuel Díaz a la web rtve.es.