La policía de Río de Janeiro, en Brasil, ensaya una estrategia pacificadora en algunas favelas de la ciudad, más enfocada en una presencia constante que en la confrontación. El país sudamericano enfrenta dos enormes desafíos en el mediano plazo: ser anfitrión de la Copa Mundial de Fútbol de 2014 y de los Juegos Olímpicos de 2016. Ambos eventos le exigen a Brasil que extreme los esfuerzos de organización para que las citas deportivas no se vean amenazadas por la violencia y el narcotráfico. El corresponsal de BBC Mundo en Brasil, Gerardo Lissardy, visitó el morro de Cantagalo, en el sur de Río, donde policías, vecinos y expertos evalúan el presente y el futuro de la nueva estrategia de seguridad.
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